
En esa oportunidad es destinado el coronel Joaquín Maneiro para evitar el desembarque y contener el avance de los españoles. La contienda es dura y los insulares se retiran con el propósito de atraer los ejércitos del Rey hacia las vías de San Juan, para alejarlos de la escuadra naval y emboscarlos en la Serranía de Caranay.
Pero las fuerzas realistas permanecen en la playa reagrupándose y ordenando los preparativos de avance hacia el centro de la Isla.
Morillo desembarca el 17 de julio y ordena al Alférez de Húsares de Fernando VII, Don José Portero presentar a los Jefes patriotas una nota de intimidación en la cual ofrece protección del Gobierno de S.M. si se sometían a la obediencia del soberano español, de lo contrario amenazaba con ejemplar escarmiento y concluía expresando: “será tan ejemplar el escarmiento de esta isla, que no quedará uno solo que no sufra el castigo de sus crímenes ni que conserve la memoria de los hechos sangrientos y terribles que sufran ellos y sus familias”.

Cinco días permanecen los realistas acantonados en las alturas de Las Cuicas y Banco Largo. Empiezan su marcha por el plano sur costero de la Isla, conocido por Sabana Grande, siempre a la vista de su flota. En la Cruz del Pastel rechazan a los patriotas que se le oponen y continúan su operativo hasta ocupar las poblaciones de Porlamar, Los Robles, Pampatar y El Valle.
Los patriotas no han podido contener el avance de Morillo y se repliegan y concentran el grueso de su fuerza en La Asunción, donde el 31 de julio, en el heroico combate de Matasiete, Francisco Esteban Gómez, al mando de los bravos insulares rechaza al ejército realista que vuelve a sus posiciones de Pampatar.